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jueves, 7 de octubre de 2010

Atristain y Besance

Las declaraciones autoinculpatorias de Xabier Atristain y Juan Carlos Besance, que aludirían al atentado mortal en Leitza contra un concejal de UPN y a entrenamientos en Venezuela entre otras cosas, fueron impuestas por la Guardia Civil tras aplicarles gravísimas torturas, según su testimonio, muy detallado, difundido ayer. En él destaca por sus efectos la aplicación de «la bolsa», ya que provocó varios desvanecimientos a los dos detenidos, y aparecen también otras prácticas nuevas, como la utilización de un spray paralizante, que ya fue referida también por jóvenes detenidos hace tres semanas en la redada contra Ekin, ejecutada también por la Guardia Civil.
La declaración de ambos se produjo en una situación física penosa. Besance explica que «el último día estaba destrozado, no podía más», hasta el punto de que «la Guardia Civil se calmó un poco». Antes, explica que «me obligaron a aprender de memoria la declaración policial». Tras el paso por los calabozos ahora tiene problemas en los ojos: le salen lágrimas y no ve bien.
Atristain también padece secuelas. Explica que «me falta piel en una parte de la cabeza» tras haber notado que le aplicaban algo caliente en esa zona. El resto de los maltratos que refieren ambos son muy similares.
En el caso de Juan Carlos Besance, narra que tras su detención y la de su hermano fue introducido en un Patrol y que en el primer momento el trato fue «bastante tranquilo». Sin embargo, luego le introdujeron en un coche, «y aquí comenzó el infierno que se alargaría durante cinco días. Le pusieron `la bolsa' en la cabeza, hasta dejarlo sin respiración, casi hasta ahogarlo. Le repitieron eso en tres ocasiones, y perdió el conocimiento dos veces mientras iba en el coche -luego volvería a desvanecerse otra vez ya en Madrid, donde dice que padeció `la bolsa' unas doce veces-. Los guardias civiles saltaban encima suyo, los gritos y amenazas eran constantes».
Los interrogatorios no comenzaron hasta llegar a la capital española.Narra que «durante cinco días ha tenido los ojos tapados con un antifaz», de modo que al acabar el periodo de incomunicación había perdido completamente la noción del tiempo. En todo este periodo, «comió muy poco y no durmió».
El trato descrito en los interrogatorios resulta tétrico. Dice que se prolongaban durante unas dos horas, en las que «lo desnudaban de cintura para abajo y le obligaban a realizar flexiones, mientras le pegaban patadas en la tripa. Lo envolvían con una manta, lo ataban con una cinta y le envolvían las manos con gomaespuma, le ponían una bolsa en la cabeza dejándole sin respiración y le daban patadas en los testículos. Le golpeaban en el cuerpo, dejándolo empapado de sudor. En ese estado lo llevaban a una habitación que llamaban `el frigorífico', donde hacía mucho frío. Comenzaba a tiritar, no podía ver nada, pero sintió mucho frío».
Añade que en los interrogatorios escuchaba muchas voces, gritos y amenazas, y que su hermano fue detenido con el objeto de presionarle: «Tenían claro desde el principio que no tenía nada».
Este último ha explicado que también recibió golpes y fue interrogado en el primer momento, pero que en Madrid «se tranquilizó la actitud». Detalla que, una vez allí, «dejaban abierta la puerta de la celda, para que escuchara los gritos y sesiones de tortura de los otros dos».
Por lo que respecta a Atristain, también explica que en el automóvil en que iba a Madrid le pusieron «la bolsa» en la cabeza, «muy prieta, hasta dejarle sin respiración, casi hasta ahogarlo», por lo que perdió el conocimiento dos veces en el camino. «Tiene claro que los guardias civiles tienen muy controlado hasta cuándo mantener la bolsa en la cabeza...». Ya en Madrid siguieron con esta práctica, por lo que vomitó en dos ocasiones «bilis, porque tenía el estómago vacío».
Al igual que Juan Carlos Besance, este vecino de Donostia indica que lo envolvieron con gomaespuma, que cuando estaba empapado de sudor le colocaban «la bolsa» en la cabeza y que posteriormente le arrojaban agua fría, «provocándole un gran contraste en el cuerpo».
«Sufrió taquicardias en dos ocasiones, y le dieron medicamentos, tranquilizantes o algo parecido», añade el relato, que precisa que, a pesar de ello, las sesiones de tormentos continuaron hasta el final. Se subraya que los golpes, amenazas y ejercicios físicos eran continuos, y que «le amenazaron con su novia. Le hicieron tocar una bala y le decían que iban a utilizarla para implicarla». Como es sabido, en estos cinco días Xabier Atristain fue traído dos veces por la Guardia Civil a Donostia para realizar sendos registros.

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entrada de tribulete @ 16:58

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