Se vanagloriaba de ser el asesino de Sandra Palo
Rafael García Fernández no ha ocultado que él es El Rafita, que fue ese chaval que -a los 14 años y en compañía de otros tres jóvenes- violó, atropelló, quemó y mató a la menor Sandra Palo. No escondió su pasado, ni se guardó aquel truculento asesinato perpetrado en 2003. El Rafita llegó a vanagloriarse de esa muerte, por la que estuvo recluido en un centro de menores de Carabanchel (Madrid) durante los cuatro años que dictó el juez.Tras cumplir aquella condena, desembarcó en junio de 2007 en Andalucía, donde ha ido saltando de piso en piso vigilado hasta que volvió a la tutela de Madrid en septiembre de 2009. Durante estos casi tres años ha residido en Córdoba, en Málaga y Almería. Y también en los municipios malagueños de Benalmádena y Benajarafe.
Se le trasladaba cada vez que la prensa daba con su paradero. Los equipos de especialistas que han trabajado con El Rafita durante su estancia en Andalucía creen que ha sido descubierto en tantas ocasiones debido "en parte a su problemático perfil". Y recuerdan cómo en marzo de 2009 la prensa lo localizó en un piso de Benalmádena, donde sólo permaneció dos días. En esta localidad de la Costa del Sol entabló amistad con una chica. Y le reveló que él era el asesino de Sandra Palo, "vanagloriándose de su actuación". La joven luego lo denunció por haberle robado un ordenador. Y los periodistas dieron con él.
La Junta de Andalucía se hizo cargo de la libertad vigilada de Rafael García Fernández el 27 de junio del año 2007. Se le decidió alojar en un piso de acogida la calle Poniente de Córdoba capital. Al poco tiempo fue localizado por una cadena de televisión, que llegó a emitir unas imágenes del joven captadas con cámara oculta. Así que fue trasladado a otro domicilio para él solo, esta vez en Almería, donde residió entre el otoño de 2007 y junio de 2008, cuando fue llevado a la ciudad de Málaga.
Su paradero no trascendió hasta el mes de marzo de 2009. Volvió a ser descubierto por la prensa y se acordó su traslado a Benalmádena, donde protagonizó el incidente del ordenador, que provocó que fuera localizado de nuevo. Residió en Benajarafe entre marzo y junio de 2009. De allí regresó a la capital malagueña. Durante sus años en Andalucía realizó cursos de carpintería, el carnet de conducir y un voluntariado con niños de la ONCE, pero lo abandonó todo y no pudo rehacer su vida.
La Comunidad de Madrid asumió finalmente la libertad vigilada de El Rafita en septiembre de 2009. Sin embargo, ni el Gobierno de Esperanza Aguirre ni Instituciones Penitenciarias lo habían controlado.
Los expertos que lo han tratado durante su periplo por los pisos vigilados de Andalucía creen que en este caso "el proceso de reinserción no ha dado sus frutos": "Prueba de ello es que ha vuelto a delinquir".
Además de la sustracción del ordenador en Benalmádena a una chica, en diciembre de 2009 cometió otro robo en Alcorcón, ya en la Comunidad de Madrid. Y hace unos días fue detenido por la policía al ser sorprendido mientras intentaba robar de madrugada un coche en el distrito de Latina.
A El Rafita los expertos lo definen como un joven "agresivo, antisocial y hostil". Los análisis a los que ha sido sometido dibujan el perfil de una persona que rechaza cualquier ayuda psicológica y que mantiene una conducta "caprichosa e infantil". Pretende hacer siempre lo que quiere y es propenso a "llevar la contraria por sistema": "Continuamente expresaba que si hace algo es porque él quiere y no porque se lo digan".
Los psicólogos señalan como una de las causas fundamentales de su conducta "el hecho de provenir de una familia problemática y humilde" del poblado de Las Mimbreras, en Madrid. "Su padre ha cumplido reiteradas condenas por tráfico de drogas", recuerdan. También inciden en cómo él y sus hermanos formaron la denominada banda del chupete. Pese a no ser el mayor, El Rafita acabó por convertirse en el líder de esta banda que quemaba vehículos y protagonizó innumerables agresiones y robos. La Comunidad de Madrid llegó a quitarle la custodia de El Rafita a sus padres, señalan los terapeutas.
En las sesiones que realizaron con él los psicólogos se percataron de que no era capaz de administrar su "pequeña" economía. "Tras su asignación semanal no hacía previsiones, lo gastaba todo rápidamente y después le abrumaban los problemas de ansiedad", señalan. Como, por ejemplo, cuando se quedaba sin tabaco.
"Su ideal siempre ha sido volver con su familia". El Rafita creía que al regresar recibiría todo lo que en ese momento no tenía, "tanto en el plano material como en el afectivo". "Tenía unas ideas irreales de lo que le esperaría al volver a casa", añaden.
Lo que le esperaba a El Rafita en su regreso era, de nuevo, el delito: dos robos en los que presuntamente ya ha participado. Por el último intento tuvo que comparecer el 24 de enero en el juzgado de guardia.
También es verdad que, en Madrid, le esperaba su familia. En un BMW azul y en una furgoneta blanca aguardaron todos, adultos y niños, a que El Rafita saliera de los juzgados el pasado día 24. "Rafa, vamos, Rafa", le gritaba una mujer del grupo desde los vehículos.
Etiquetas: Jovenes asesinos
entrada de tribulete @ 11:58
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