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Encargo desde la Carcel

El asesinato de Yamiled Giraldo Quintero, la vecina de Ituren de 33 años que falleció en Cordovilla el pasado 25 de abril víctima de un vil crimen fruto de la venganza, fue realizado por encargo y sus dos autores materiales cobraron 8.000 euros para realizarlo. Por esa cantidad de dinero, Rodrigo Solaeche Sánchez y Nira Arandigoyen Martínez ejecutaron el mandato urdido en la prisión de Pamplona y que, al parecer, procedía de José Lareo López, un pontevedrés de 51 años y vecino de Irún que estaba en la cárcel cumpliendo una condena de 12 años por tres delitos contra la libertad sexual y otros tres de determinación coactiva a la prostitución. Una de las tres denunciantes de estos hechos fue Yamiled.
La titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Pamplona, que ha levantado el secreto de sumario, ha procesado a cinco personas que participaron en el asesinato, los dos autores materiales y a tres inductores. En la resolución judicial se revela también que los dos supuestos autores materiales trataron también de matar al hijo mayor de Yamiled.
En los autos dictados el 1 de septiembre, la magistrada procesa a Solaeche y Arandigoyen por cuatro delitos: obstrucción a la Justicia, asesinato -con las circunstancias de alevosía y precio, recompensa o promesa y con la agravante de disfraz-, asesinato en grado de tentativa y tenencia ilícita de armas. A los otros tres procesados, Karlos Igari Martínez, Pedro Andrés García Pérez y José Lareo López, les imputa los delitos de obstrucción a la Justicia y asesinato, con las circunstancias de alevosía y precio, recompensa o promesa.
Tal y como dio a conocer este periódico el supuesto asesino de la joven colombiana, Rodrigo Solaeche, había participado en un atraco cometido en una sala de juegos de Pamplona en septiembre de 2008 y por tales hechos estuvo en prisión preventiva hasta que se celebró el juicio en marzo del presente año, un mes antes de que se cometiera el crimen de Cordovilla. Así, según la juez, Solaeche recibió cuando estaba recluido en la prisión de Pamplona por parte de Karlos Igari, también preso por aquel atraco, la proposición de matar a una mujer que resultó ser Yamiled Giraldo, una propuesta que fue reiterada una vez que el primero, Solaeche, salió en libertad.
Tras aceptar la oferta, Arandigoyen se encargó de localizar a la mujer con los datos que desde prisión le eran proporcionados e incluso viajó a Ituren para ello. Este encargo tenía su origen en José Lareo López, que en su día había sido denunciado por Yamiled Giraldo, y que fue condenado por varios delitos contra la libertad sexual.
Para realizar los seguimientos y vigilancias, así como para adquirir el arma y el vehículo que se iban a utilizar en la realización de los hechos recibieron una cantidad inicial de 4.000 euros. Al ver que el tiempo pasaba y no se cumplía el encargo, Lareo empezó a urgir su inmediata realización a través de Karlos Igari y Pedro Andrés García, también recluso en Pamplona, y que actuaron como intermediarios con los ejecutores materiales del crimen. Por este motivo Arandigoyen y Solaeche decidieron concertar una cita con Yamiled Giraldo, para lo cual la imputada llamó a ésta por teléfono. Alegó que tenía una boda el 25 de abril y que su esteticista habitual le había fallado. Le indicó que este servicio debía realizarse a domicilio y que pagaría lo que precisara.
Yamiled Giraldo, que trabajaba como esteticista profesional, no realizaba habitualmente este tipo de servicios a domicilio, por lo que optó por pensarse el trabajo o incluso encargarlo a una compañera, si bien lo llevó a cabo finalmente en persona. Por este motivo, llamó a su interlocutora y le comunicó que aceptaba. Nira Arandigoyen, que se identificaba como Alicia , le indicó la dirección a la que tenía que acudir, calle Fuente Vieja 6 de Cordovilla. Como Yamiled Giraldo no conocía este lugar, acordó con la mujer que le llamaría al llegar a la zona, un paraje elegido previamente por ser muy solitario.
El 25 de abril de 2009, Yamiled se dirigió a Cordovilla junto a uno de sus hijos sobre las 7.45 horas en su vehículo y contactó con Alicia (Nira Arandigoyen) para decirle que ya iba al domicilio y que como no sabía llegar le volvería a llamar. A las 8.20 horas Yamiled Giraldo llegó a la urbanización de Cordovilla y, tras estacionar el vehículo, telefoneó nuevamente a Alicia , diciéndole ésta que tenía que seguir recto y girar a la izquierda para hallarla.
Al llegar a la dirección exacta estacionaron el vehículo y Yamiled y su hijo comenzaron a descargar el material de trabajo. En ese momento llegó al lugar un coche pequeño de color blanco, un Peugeot 306 XR, ocupado por dos personas encapuchadas; una de ellas conducía el turismo y la otra ocupaba uno de los asientos traseros. Estacionaron en la rampa de acceso a la urbanización, y Solaeche bajó del vehículo portando un arma de fuego con la que efectuó varios disparos contra Yamiled, que cayó al suelo.
Seguidamente, se dirigió también hacia el menor e intentó asesinarle. Así hubiera ocurrido de no ser porque el arma se le encasquilló. A continuación se giró, cambió el cargador y nuevamente disparó sobre Yamiled Giraldo, tras lo cual se montó en el vehículo y abandonó la zona.
El vehículo utilizado fue identificado como un Peugeot 306 XR de color blanco. Una vez cometidos los hechos, abandonaron este coche, montaron en el de Arandigoyen y fueron hacia la UNED. Al llegar al puente que pasa sobre el río Sadar, Solaeche se bajó del turismo y arrojó al río la pistola utilizada, que posteriormente fue encontrada por efectivos policiales.
Después de perpetrar el crimen, Arandigoyen y Solaeche se lo comunicaron a los inductores, que se encontraban recluidos en el centro penitenciario, y días más tarde recibieron el dinero restante por llevarlo a cabo, que ascendía a otros 4.000 euros. Una vez dictados los autos de procesamiento, la juez instructora practicó el viernes las declaraciones indagatorias de los imputados, dos en el Juzgado de Guardia de Pamplona y las otras tres mediante videoconferencias con las respectivas prisiones en las que se encuentran los implicados. La magistrada, que mantiene la prisión provisional comunicada y sin fianza de los procesados, ha cifrado por el momento la responsabilidad civil en 640.000 euros.
Yamiled Giraldo, la vecina de Ituren de 33 años que fue asesinada en Cordovilla, nunca recibió con agrado aquel encargo laboral por el que no se reclamaba a primera hora de aquel sábado 25 de abril. Yamiled era una reconocida esteticista en su localidad que no solía realizar encargos a domicilio. Ante la insistencia de la mujer que le realizó el falso pedido, la joven colombiana aceptó trasladarse hasta Cordovilla, si bien fue acompañada por su hijo mayor (era madre de cuatro hijos), de 14 años, al que después tenía que acercar hasta Uharte Arakil para disputar un torneo de pelota con el club Erreka. Tal y como se publicó en este medio, el menor presenció el asesinato de su madre y quizá porque ni Solaeche ni Arandigoyen, los autores materiales, esperaban su presencia también quisieron acabar con la vida del pequeño. La juez relata que Solaeche le apuntó al joven tras disparar a su madre y en el momento en que intentó disparar contra él no pudo hacerlo porque el arma se encasquilló. Luego volvió a abrir fuego contra el cuerpo de Yamiled, que yacía en el suelo. En el lugar de los hechos se encontraron 9 casquillos de bala. Tres tiros impactaron en el cuerpo de Yamiled: en la cabeza, el pecho y un brazo.

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entrada de tribulete @ 11:42