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sábado, 18 de julio de 2009

Casos resueltos

A los agentes de policía no les gusta hablar demasiado de los métodos de investigación que utilizan para localizar a un criminal. Los más sofisticados métodos de rastreo electrónico se simultanean con los más viejos procedimientos de seguimientos y esperas. A menudo se trata de esperar mucho, años incluso. Otras veces, el acierto profesional y a veces la suerte -otro factor en el que no suelen confiar los investigadores pero que se da- permiten una detención rápida. Entre los casos resueltos con que cuenta la unidad central de homicidios y desaparecidos del Cuerpo Nacional de Policía hay ejemplos de unos y otros. Éstos son algunos de esos crímenes de los que finalmente pudo conocerse al culpable.
Los casos se encuentran sobre la mesa de los investigadores de la brigada de homicidios y desaparecidos del Cuerpo Nacional de Policía. 1. Muerte en el aparcamiento de Rosalía de Castro (Vigo)2.El crimen de la profesora de inglés (Santander)3.El caso de la joven cubierta de helechos (Vigo)4. La última noche de Aurora Mancebo (Tarragona)5. Triple asesinato junto a comisaría (Burgos)6. Culpables conocidos.
Muchos son los que se resuelven afortunadamente otros aun siguen siendo investigados porque rara vez la Policia olvida un caso y tarde o temprano algo ocurrira para que ese archibo vuelva otra vez a ver la luz.
BALAZOS EN LA ESCALERA:
Los hechos se sucedieron entre las ciudades de Madrid y Valladolid en el 2005. El sospechoso se encuentra en un bar de la capital española en compañía de su novia. Un cliente comete el atrevimiento de citar de malos modos a un familiar muerto de la mujer. El irreflexivo interlocutor fue cosido a balazos. El crimen quedó sin resolver durante seis meses. La solución llegó seis meses después como consecuencia de un extraño suceso que tuvo como escenario Valladolid. Dos individuos acudieron a un piso situado sobre el del sospechoso del tiroteo de Madrid a realizar una transacción económica de naturaleza indeterminada. Al descender por la escalera tropezaron y dieron con la puerta de la familia del investigado, que se encontraba entreabierta. Eso motivó una fuerte discusión que acabó también con el uso del plomo. En la refriega participan un hermano del principal sospechoso y la novia. Los dos intrusos, que son dos hermanos, resultan muertos y muy gravemente herida la chica, que queda inicialmente en coma y posteriormente fallece. El novio de la chica muerta, el hermano -autor de los disparos de Madrid- y su novia huyen del lugar a toda prisa, sabedores de que la policía irá tras ellos. Cinco días después, un equipo central de homicidios y catorce geos se desplazan a Murcia a detenerlos a los tres. Se habían refugiado en una cabaña que un tercer hermano de ambos fugitivos tenía en una zona de huertas. Así cayeron R. J. L., de unos 30 años; A. J. L., también de 30 años, y la chica, con las iniciales M. L. J. V.
EL PASEANTE:
Éste fue un caso de desaparición, aunque tuvo que trabajarse a gran velocidad por el temor de los investigadores a que la víctima falleciera. Ésta era una directora de una agencia bancaria en Burgos. Como cada mañana, acudió a buscar su coche para ir al trabajo. Un intruso la aguardaba en las proximidades. La redujo y la introdujo en el maletero, y se la llevó con destino desconocido. El marido presentó denuncia media hora después ante la extrañeza de que la mujer no hubiera acudido al trabajo. A las 12.00 horas de ese día se produce una extracción de dinero en un cajero con la tarjeta de la desaparecida en un barrio periférico de Madrid. Se había movido la primera ficha. La policía se planteó que la víctima podía haber sido asesinada y que alguien trataba de conseguir dinero, que se trataba de un secuestro con fines económicos o que la mujer había decidido voluntariamente marcharse. "Recuerdo que el desarrollo del caso fue como una gran partida de ajedrez", comenta Pablo Peira, inspector jefe responsable de la unidad central de homicidios y desaparecidos, que llevó el caso. A las tres de la madrugada la mujer fue liberada del interior del maletero de su coche en Zaragoza. Pudo detenerse al autor. Se trataba de un ciudadano rumano que había efectuado decenas de seguimientos a mujeres del perfil de la secuestrada y que había recorrido para ello diversas ciudades medianas de Castilla y León, Madrid y Castilla-La Mancha. Siguió a señoras con vehículos caros y había elaborado una lista. La número uno era la directora bancaria de Burgos.
MUERTE EN EL PANTANO:
El cadáver de B. C. apareció flotando en el pantano de Cubillas (Granada). La mujer había sido estrangulada con un cordón de las bragas. La mujer había salido a correr con una amiga. Volvieron en coche. La víctima dejó a su amiga y llamó por teléfono a su marido como hacía cada día. Al descolgar, el hombre oye un golpe seco y una voz de varón ordenando a la mujer que apagara el móvil. Ya no se la volvió a ver con vida. Los investigadores de la Policía y de la Guardia Civil detuvieron a J. N. G., de 30 años, y a su esposa, J. M. G. R. El móvil del crimen había sido sexual y económico.
LOS ERMITAÑOS:
Los hechos dieron comienzo en Bélgica en el 2003. Una ciudadana belga recién separada inició una nueva relación con un español afincado en aquel país. La mujer mantenía con el ex marido una muy mala relación por divergencias sobre la custodia de los dos hijos que tenían en común. Así, el que se había convertido en su nueva pareja decidió poner fin a los problemas dando muerte al marido belga. Prepararon un plan y trataron de matar a palos y con un cuchillo al ex marido. Tras la agresión, la víctima quedó en tan mal estado que creyeron que habían conseguido su objetivo. Huyeron inmediatamente del país sin dejar rastro. La policía belga no daba con ellos. En ese país, el delito de asesinato se castiga con cadena perpetua. Las autoridades de Bélgica decidieron enviar - "sin demasiada fe", explica un investigador- una comunicación a la policía española "por si estuvieran en España". Y lo estaban. Efectivamente, habían ido a parar a una zona rural de Galicia, de donde el investigado era natural, pero nunca despertaron ninguna sospecha. Durante tres años estuvieron viviendo en una cabaña, donde mantenían a los niños sin escolarizar y no pisando jamás una ciudad o una carretera asfaltada. Se desplazaban en un viejo coche propiedad del español siempre por caminos de tercera. Para ir al hipermercado, situado a 20 kilómetros, recorrían más de 70 al hacerlo sólo por caminos forestales. Durante ese tiempo que vivieron en Galicia tuvieron un hijo en común que nació en España. La familia subsistía gracias a un pequeño trabajo del novio, dedicado al aislamiento de tejados. Fueron arrestados en un camino de tierra de la provincia de Ourense dirigían a un centro médico.

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entrada de tribulete @ 1:48

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