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Encarcelados, endeudados y presionados por otros clanes. La hegemonía del clan de La Paca, la matriarca de Son Banya con más poder en el narcotráfico de Balears, ha ido en declive en los últimos años desde que la justicia le parara los pies. Francisca Cortés Picazo y su hija, La Guapi, se encuentran en prisión desde el pasado verano cuando estalló la operación antidroga Kabul. La complicada investigación sigue abierta en un juzgado de Palma. Miles de folios y cerca de un centenar de imputados ponen de relieve el complejo entramado entre los grupos de narcos en Mallorca. Una verdadera telaraña con múltiples ramificaciones en todo el país. No fue este el primer revés que sufrió La Paca y los suyos.

En 2006, la Audiencia de Palma condenó a la matriarca de 54 años, a su hija, La Guapi, y a su sobrina, Josefa Moreno Cortés La Parrala, entre otros, por un delito de blanqueo de capitales procedentes del tráfico ilegal de drogas. Por esta causa no fueron encarceladas, pero tuvieron que pagar elevadas multas. Mientras desembolsaban grandes cantidades de dinero, el poderoso clan se vio sacudido por el caso Son Banya, en el que también se vio implicado el ex inspector de la Policía José Gómez. Otro mazazo para la familia de Francisca Cortés. Todos ellos fueron juzgados y condenados a duras penas de prisión.

Estando en la cárcel de Palma, el grupo ha vuelto a convertirse en el objetivo de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Los agentes han protagonizado espectaculares operaciones antidroga en Son Banya para desmantelar los restos del clan así como otros grupos de narcotraficantes que pretendían ocupar su espacio en el mercado de los estupefacientes. Otro contratiempo sumado a la presión que ejercen otras bandas y a las deudas que se les vienen encima.

Con una crisis que parece que también afecta a los allegados a La Paca y La Guapi, que ven que sus negocios están disminuyendo en el poblado debido a la actividad de otros grupos, el último golpe ha sido probablemente el más doloroso. Han perdido a uno de los suyos. Josefa Moreno Cortés, conocida como La Parrala, de 45 años y sobrina de la matriarca, murió el pasado lunes en Son Banya tras un tiroteo. La mujer sufrió un disparo en la cabeza. El presunto autor material del homicidio, José Ortega Santiago, El Farru, de 31 años, ya está en prisión. El sospechoso acudió al poblado para reclamar a La Parrala el pago de una deuda de 15.000 euros por una partida de droga.

El Farru, que negó ser el responsable de los tiros, explicó que su intención era exigirle la deuda por la venta de un coche de lujo, un BMW de alta gama. Según su versión, La Parrala le debía dinero desde hacía tres o cuatro años cuando él hizo de intermediario en la venta del vehículo. Pero los investigadores del grupo de Homicidios de la Policía Nacional conocen el amplio historial delictivo de José Ortega. El sospechoso también aparece imputado en la operación Kabul ya que presuntamente era el encargado de abastecer de droga a los clanes de Son Banya. El hombre tiene muy buenos contactos con narcos de Barcelona y era el supuesto proveedor de los mallorquines. De hecho, El Farru hasta estos últimos días se encontraba en libertad provisional tras haber pagado una fianza de 18.000 euros. De poco le sirvió porque de nuevo ha vuelto a la prisión, pero esta vez acusado de homicidio. En la cárcel se han extremado las medidas de seguridad porque sus enemigos se han multiplicado de forma exponencial debido a la muerte de La Parrala.

El principal sospechoso del crimen resultó herido durante el tiroteo. Fue trasladado al hospital y el pasado jueves por la tarde fue conducido a los juzgados de Palma vestido con una bata azul. Con esa indumentaria también se paseó por la Jefatura de Palma. Parecía tranquilo pero los ánimos se caldearon en los calabozos de Vía Alemania. Varios de sus hermanos empezaron a gritarse entre ellos.

Y es que el cabecilla, muy conocido en barrios como Corea, Son Cladera, es Rafal y es Jonquet, no fue el único detenido. Ocho familiares suyos fueron arrestados también por su implicación en la muerte de La Parrala. Entre los sospechosos estaban sus hermanos, su madre, su pareja, su cuñado.... La familia de El Farru también es muy conocida en círculos policiales. Entre sus allegados se hallan varias ´claveleras´ que actúan desde hace años en Palma. El resto de personas de su entorno ha huido de la isla de forma precipitada por temor a las represalias del clan de La Paca. Los investigadores siguen buscando a una mujer, familiar de El Farru, por su relación con los hechos.

La Policía no ha dejado las pesquisas. Falta el informe de balística que aclarará si fueron dos o más las armas utilizadas en el tiroteo y cuántos disparos hubo en el poblado en el que al menos había ocho personas del clan de El Farru. Mientras tanto, Son Banya no olvida la muerte violenta de La Parrala. En prisión, La Paca está muy afectada y La Guapi, prima y amiga íntima de la víctima, se encuentra destrozada y de luto riguroso. La Parrala siempre fue una mujer de confianza del clan. Ataviada con un pañuelo palestino, de buen humor y siempre pendiente del hijo enfermo de la matriarca, así se la recuerda. El clan ha jurado venganza.